martes, 12 de octubre de 2010

BILBO











Por motivos personales no podemos emprender grandes viajes, por lo que aprovechamos para hacer los de cercanías.
Con la escusa de visitar la exposición de Anish Kapoor en el Guggenheim, no hicimos una escapada de tres días a Bilbo.
Yo había estado no hace mucho, Rubén por lo menos hacia casi treinta años.
El cambio que ha experimentado la Ciudad en estos últimos años es espectacular. Ha pasado de ser una ciudad oscura y caótica a ser una ciudad luminosa y en la que se pueden dar largos paseos.
Es una ciudad para perderse, literalmente, por los callejones del casco antiguo, con mucha actividad comercial, a la espera de la hora del aperitivo o de la comida para atacar al tesoro más bien conservado: el mundo de los pinchos. Todos los bares mostrando sus mejores delicias, barras colmadas de platos con pinchos a cual más original y, por supuesto, exquisito. Es difícil hacer recomendaciones, a mi me tienen pillada los pinchos del bar Bilbao en la plaza nueva, sus camareros son todo un espectáculo. Por su originalidad recomendaría los pinchos del bar Irrintzi, en la calle Santa María, por ahí por las siete calles.
Nos Hospedamos en un original bed&breakfast situado en un primer piso en el casco viejo: AliciaZZZ. Recién inaugurado, es un lugar muy acogedor. Seis habitaciones con baño y con la formula el desayuno te lo preparas tu. Personal muy atento y buen precio. Podéis visitar su web www.alicazzz.com.

GUGGEMHEIM





















He visitado en tres ocasiones el Guggenheim y no deja de sorprenderme y deleitarme. Esta vez dedicamos mucho tiempo a contemplarlo desde el exterior. Lo rodeamos, cruzamos a la otra orilla, subimos puentes... lo contemplamos desde todas las perspectivas posibles. Es una auténtica maravilla.
El puppy en esta ocasión estaba muy florido.
En su interior visitamos en primer lugar las salas dedicadas a Anish Kapoor. Esculturas que juegan con la percepción del observador. Provocativas. Una de ellas consistía en el lanzamiento con un cañón de cilindros de cera roja hacia un mismo rincón de la sala. Esto ocurría cada hora, vimos tres cañonazos. Muy bueno Kapoor.
También coincidimos con la inauguración de los maestros holandeses. Muy interesante.
Para visitar el Guggeheim vale la pena darse tiempo, hay mucho que ver.
De la comida no preocuparse, estamos en Bilbo. Basta con salir a la calle y elegir el menú que más nos atraiga. También me han recomendado el restaurante del mismo museo, aunque con el buen día que hacia preferimos salir fuera.
Al museo fuimos en tranvia, aunque se puede ir dando un paseo por la orilla de la ria.

BILBO ALREDEDORES




Si se dispone de tiempo, bien vale un visita a las poblaciones situadas a lo largo de la ria. Se puede acceder a ellas en metro.
Nosotros optamos por ir a las Arenas y cruzar en el Puente de Vizcaia hasta Portugalete. Luego fuimos caminando por el paseo hasta Santutzi. Un agradable paseo.